martes, 11 de junio de 2013

Me da miedo escribir

¡Pánico! Escribir me provoca pánico. Tanto que muchas de las cosas que se desarrollan en mi mente no llegan nunca a ver el fondo coloreado de una pantalla, aunque algunas otras llegan a expresarse entre las líneas de una hoja de papel. 

Es fácil imaginarlo. Escribo sobre lo que observo, a menudo lo que observo ocurre en la calle, y no hay problema en escribir sobre lo que ocurre en la calle, con personas que ni conozco. Pero también observo lo que ocurre en mi entorno, con personas que son cercanas a mí, en cierta forma, y lo que observo son sus demonios que además desatan los míos propios. No es fácil escribir desde la peor parte de mí sobre la peor parte de las personas.

Escribir libera mi alma. Todo aquello que no puedo gritar, porque no me sale de tan atravesado que queda en mi garganta; aquello que no puedo decir porque muchas veces son especulaciones que si las expresara herirían o enfurecerían a quienes involucra; todo ello se agolpa en mi mente y en mi pecho, y siento que estalla, me asfixia y me consume poco a poco mientras no consigo expresarlo. Por eso escribo y por eso tengo miedo de escribir.

Negarme a expresar todo lo que siento me enferma, y expresar lo que siento me provoca pavor. Me aterra liberar mis propias sombras y descubrir con mis observaciones algo de mí. Porque si hay que estar un poco loco para entender a otro loco, también hay que ser un poco malvado para entender la maldad, y yo conozco de ambas. Sin embargo, he decidido hacerle frente al miedo y descubrir incluso lo que yo también quisiera ocultar. 

Para expresarme con libertad inicio este blog que no sé cuánto ha de durar ni con qué constancia alimentaré. En él expulsaré mis demonios y haré públicas mis sombras, mías y las de los demás, y dejaré que tanto mi mente como mi corazón se expresen y de ese modo liberen mi espíritu de la carga tan pesada que significa callar.

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